Pré-visualização parcial do texto
Baixe heidegger - que - significa - pensar e outras Notas de estudo em PDF para Engenharia Civil, somente na Docsity!
Martin Heidegger tQué significa pensar? E DI TORIÕAML TR Oo TTÃA “Qué significa pensar? La edición de esta obra ha contado con la ayuda de Goethe-Institut GOLECCIÓN ESTRUCTURAS Y PROCESOS Serie Filosofia Título original: Was heiBt denken? O Editorial Trotta, S.A., 2005 Ferraz, 55, 28008 Madrid Teléfono: 91 543 03 61 Fox: 91 543 14 88 E-moil: editorialBtrotta.es http:/Mravetrotia.es O Mox Niemeyer Vertag Túbingen, 1997 & Raúl Gabás Pallás, 2005 ISBN: 84-8144.788.8 Depósito Legal: M-43.086-2005 Impresión Marta Impresión, S.L. A mi fiel companiera en su sesenta aniversario ÍNDICE Nata previa 11 Primera Parte Las lecciones en el semestre de invierno de 1951-1952... 13 El hilo conductor entre las lecciones .........iemese 75 Segunda Parte Las lecciones cn cl semestre de verano de 1952... 11 El hilo conductor entre las lecciones .... . 203 Primera Parte SEMESTRE DE INVIERNO DE 1951-1952 Nos adentramos en lo que es pensar cuando pensamos nosotros mismos. Para tener éxito en este intento hemos de estar dispues- tos a un aprendizaje del pensar. Tan pronto como tomamos c) camino del aprender, confesa- mos por ello mismo que todavía no somos capaces de pensar. Pero el hombre incluye en su propia denominación la capa- cidad de pensar, y esto con razón. ÉI es, en efecto, un viviente racional, La razón, la ratio, se desarrolla en el pensamiento. Como el viviente racional, el hombre ha de poder pensar, con tal que quiera hacerlo. Pero quizá el hombre quiera pensar y no lo logre. A la postre, en este querer pensar pretende demasiado y, por ello, puede demasiado poco. El hombre puede pensar cn cuanto tiene la posibilidad para ello. Pero esa posibilidad no nos garantiza todavia que scamos capaces de hacerlo. Lo cierto es que sólo somos capaces de aquello que apetecemos. Y, en verdad, apetecemos solamente lo que, por su parte, nos anhela a nosotros mismos y nos anhela en nuestra esencia, en cuanto se adjudica a nuestra esencia como lo que nos mantiene en ella. Mantener (manutención) significa propiamente proteger, dejar pacer en la tierra de pastos. Sin embargo, lo que nos mantiene en nuestra esencia sólo nos sustenta mientras nosotros mismos por nuestra parte retenemos lo que sostiene. Lo retenemos si no lo dejamos escapar de la memoria. La memoria es la congre- gación del pensamiento. Con mitas a qué? Con miras a lo que 15 EQUÊ SIGNIFICA PENSARI nos sostiene, en cuanto esto es pensado en nosotros, pensado precisamente porque es lo que merece pensarse. Lo pensado es lo regalado con un recuerdo, regalado porque lo apetecemos. Sólo si apetecemos lo que en sí merece pensarse, somos capaces de pensamiento. Para ser capaces de pensamiento hemos de aprenderlo. “Qué es aprender? El hombre aprende en cuanto pone su hacer y omi- tir en correspondencia con lo que de esencial se le adjudica en cada caso. Aprendemos el pensamiento en la medida en que aten- demos a lo que da que pensar. Nuestro lenguaje llama, por ejemplo, lo amistoso a lo que pertenece a la esencia del amigo. Análogamente, a lo que en sí es lo que ha de pensarse, lo Ilamamos lo que ponc o deja pensativo. Todo lo que pone pensativo da que pensar. Pero este don se con- fiere solamente si lo que ponc pensativo es de suyo lo que ha de pensarse. Ahora y a continuación, a aquello que ha de pensarse siempre, desde antiguo y antes de cualquier otra cosa, lo llamare- mos lo más merecedor de pensarse. “Qué es lo que más merece pensarse? éCómo se muestra en nuestro tiempo problemático? Lo que más merece pensarse es que nosotros todavía no pen- samos; todavia no, aunque el estado del mundo se hace cada vez más problemático. Este hecho parece exigir, más bien, que el hombre actúe y actúe sin demora, en lugar de hablar en conferen- cias y congresos y moverse en la mera representación de lo que debería ser y de cómo habria de hacerse. Falta, por tanto, acción y de ningún modo pensamiento. Y, sin embargo, quizá el hombre hasta ahora, desde siglos, ha actuado ya demasiado y pensado demasiado poco. Pero tcómo hoy puede afirmar alguien que nosotros no pensamos todavia, siendo así que en todas partes hay un interés vivo por la filosofia, un interés cada vez más patente, siendo así que casi todos preten- den saber qué pasa con la filosofía? Los filósofos son «los» pensa- dores. Así se llaman porque propiamente el pensamiento tiene su escenario en la filosofia, Nadie pondrá en duda que hoy se da un interés por la filoso- fía. Pero chay algo en nuestros días por lo que no sc interese el hombre, si bien, evidentemente, bajo la forma de lo que él entien- de por «interesarse»? «Inter-és» significa: ser cabe las cosas y entre las cosas, hallar- 16 FIQUE SIGNIFICA PENSAR? de ninguna manera está fijado, no está implantada por nosotros, no somos nosotros los que lo hemos puesto ante nuestros ojos, los que lo hemos re-presentado. Lo que más da que pensar de suyo, lo más merecedor de pensarse, según la afirmación mencio- nada, es el hecho de que nosotros todavia no pensamos. Y esto significa ahora: todavia no hemos Ilegado ante el ám- bito, todavia no hemos entrado en el ámbito de lo que de suyo quisiera ser pensado en un sentido esencial. Posiblemente esto tenga su raíz en que nosotros, los hombres, todavía no nos dirigi- mos suficientemente a lo que quisiera ser pensado, Pero entonces esto, cl que todavía no pensemos, sería solamente una tardanza, un atraso en el pensamiento o, a lo sumo, un descuido por parte del hombre. Y, en consecuencia, a esa morosidad humana se le podría poner remedio en forma humana a través de los medios adecuados. El descuido humano ciertamente daría que pensar, pero sólo de manera transitoria. El hecho de que no pensemos todavía sin duda sería digno de pensarse y, sin embargo, como un estado instantáneo y suprimible del hombre actual, nunca po- dría Ilamarse lo digno de pensarse por antonomasia. No obstan- te, cuando lo caracterizamos así, con cllo indicamos lo siguiente: el hecho de que no pensemos de ninguna manera se debe a que el hombre todavia no se dirija en medida suficiente a lo que origi- nalmente quisiera ser pensado, que en su esencia permanece como lo que ha de pensarse. Nuestra tardanza en pensar procede, más bien, de que lo merecedor mismo de ser pensado sc aparta del hombre y se ha apartado ya desde hace tiempo. iNo sentimos de inmediato la curiosidad de saber cuándo sucedió esto? Pero antes habremos de preguntar, y habremos de preguntarlo con mayor curiosidad todavia: icómo podemos sa- ber nada de semejante suceso? Preguntas de ese tipo están al acecho y se precipitan por com- pleto sobre nosotros si afiadimos además: lo que propiamente nos da que pensar no se alejó del hombre alguna vez, en una determinada fecha histórica, sino que lo propiamente merecedor de pensarse se mantiene en ese alejamiento desde tiempos inme- moriales. Por otra parte, el hombre de nuestra historia siempre ha pen- sado de alguna manera, c incluso ha pensado cosas profundas y las ha confiado a la memoria. Como el que así piensa, permane- 18 SEMESTRE DE INVIERNO DE 1951-1952. | ció y permanece referido a lo que ha de pensarse. No obstante, el hombre no puede pensar propiamente mientras lo que ha de pen- sarse se sustraiga. Ahora bien, tal como estamos aquí, si no queremos que nos vengan con historias, lo adecuado parece ser que rechacemos lo dicho antes como una única cadena de afirmaciones vacías, esgri- miendo que lo expuesto nada tiene que ver con la ciencia. Es bueno que nos mantengamos tanto tiempo como sea posi- ble en esa actitud de rechazo de lo dicho, pues sólo así nos situa- mos a la debida distancia para un arranque que quizá permita al uno o al otro dar un salto al pensamiento. En efecto, es cierto que lo dicho hasta ahora, y toda la exposición que ha de seguir, nada tiene que ver con la ciencia, y nada tiene que ver con ella precisa- mente si nuestra disquisición aspira a ser un pensar. El fundamen- to de este hecho está en que la ciencia por su parte no piensa, ni puede pensar, y, por cierto, para su propio bien, o sea, para ase- gurar la propia marcha que ella se ha fijado. La ciencia no piensa. Esta afirmación resulta escandalosa. Dejemosa la frase su carácter escandaloso, aun cuando apostillemos inmediatamente que, no obstante, la ciencia tiene que habérselas con el pensar en su propia forma especial. En cualquier caso, esa forma sólo es autêntica y en consecuencia fértil, si se hace visible el abismo que media entre el pensar y las ciencias, y que media entre ambos polos como infran- queable. Aquí no hay ningún puente, hay solamente un salto. Por eso, son perjudiciales todos los puentes provisionales y los puen- tes de vía estrecha que precisamente hoy quieren instalar un có- modo tráfico recíproco entre el pensar y las ciencias. Y, por tanto, nosotros ahora, en cuanto procedemos de las ciencias, hemos de soportar lo escandaloso y extrafio del pensar, supuesto que este- mos dispuestos al aprendizaje del mismo. Aprender significa: poner nuestro hacer y omitir en correspondencia con aquello que de esencial se nos adjudica en cada caso. Para que seamos capaces de lograrlo, hemos de ponernos en camino. Y si nos entregamos a la empresa de aprender a pensar, en el camino que tomamos aí hacerlo, sobre todo no hemos de engaiiarnos precipitadamente so- bre las preguntas cruciales, y hemos de entregarnos a preguntas donde se busca aquello que no puede encontrarse mediante nin- gún invento. Además los hombres actuales sólo podemos apren- der si a la vez desaprendemos; en el caso que nos afecta: sólo 19 SEMESTRE DE INVIERNO DE 1951-1952, 1 hombre no es primero hombre y, luego, además y ocasionalmen- te, un indicador, sino que el hombre es por primera vez hombre en cuanto Ilevado a lo que se sustrae, estando en camino hacia esto y, por ello, sefalando a lo amagado. La taiz de su esencia está en ser ese indicador. A lo que en sí, por esencia, es un indica- dor, lo Ilamamos signo. El hombre es un signo en el camino hacia lo que se sustrae, Pero como este signo indica lo que se sustrae en cuanto escapa, no seiiala tanto lo que allí sc sustrae, cuanto el sustraerse. El signo queda sin interpretación. Hólderlin dice en un esbozo de su himno: Sumos un signo por interpretar. Y el poeta continúa en las dos líneas siguientes: No damos muestras de dolor, habiendo perdido la lengua en la lejanía. Los esbozos para los himnos, junto a títulos como los de «La serpiente», «El signo», «La ninfa», exhiben también el de «Mne- mosine». Podemos traducir la palabra griega por memoria. Po- dría disputarse acerca del artículo adecuado. Nuestra lengua dice también «el recuerdo», pero admite de igual manera modalidades de artículos como la cosa, la autorización o, por otra parte, el sepelio, el acontecimiento. Y Kant, por cjemplo, en su terminolo- gia unas veces antepone el artículo «el» y otras «lo» al conoci- miento (Erkenntnis). Por eso, en correspondencia con el femeni- no griego, podemos traducir sin infligir violencia Munuooú»n por «la memoria». En efecto, Hôlderlin usa la palabra griega Murgiocúvm como el nombre de una titánide, Según el mito, ella es la hija del cielo y de la tierra. Mito significa: la palabra que dice. Y decir es para los griegos: hacer manifiesto, hacer que aparezca y, en concreto, hacer que se manifieste y aparezca el aparecer y lo que ad- quiere presencia en el aparecer, en su epifanía. M06oç es lo que se hace presente en una leyenda: lo que aparece en la desocultación de su requerimiento. MUgos es el requerimiento que afecta a toda escncia humana previamente a ella y desde su base, un requeri- miento que permite pensar en lo que aparece, en lo que viene a instalarse en la presencia, Aóyos dice lo mismo. Mblos y Aóyoc, 21 FQUÊ SIGNIFICA PENSAR! contra lo que opina la usual historia de la filosofia, de ninguna manera Ilegan a oponersc por causa de la filosofia como tal; más bien, precisamente los tempranos pensadores de Grecia (Parmé- nides, fr. 8) usan esos términos con la misma significación. Md oc y Aóyos se escinden y contraponen por primera vez allí donde ni el uno ni el otro pueden conservar su esencia inicial. Esto suce- dió ya en Platón. Creer que el mito fue destruido por el lógos es um prejuicio de la historia y de la filología, un prejuício que, sobre la base del platonismo, éstas tomaron del racionalismo moderno. Lo religioso nunca es destruido por la lógica, eso acontece tan sólo por c! hecho de que Dios se sustrae. Mnemosine, la hija del cielo y de la tierra, como esposa de Zeus en nueve noches se convierte en madre de las musas, Juego y música, danza y poesía pertenecen al seno de Mnemosine, de la memoria. Sin duda esta palabra significa algo más que la simple facultad psicológicamente constatable de retener lo pasado en la memoria, La memoria piensa en lo pensado. Ahora bien, «memo- ria», como nombre de la madre de las diosas, no significa un pen- samiento cualquiera de cualesquiera cosas pensables. Memoria es la concentración del pensamiento en aquello que por doquier haya podido ser pensado ya. Memoria es la congregación del pen- samiento. Ella abriga en sí y esconde lo que en cada caso ha de pensarse antes en todo aquello que llega a estar presente, en aque- Ho que, siendo, otorga el haber sido. La memoria, la madre de tas musas, e] recuerdo de lo que ha de pensarse, es la fuente de don- de mana el pensamiento. Por eso, la poesia es el agua que a veces corre hacia atrás, hacia la fuente, hacia cl pensamiento como re- cuerdo. Mientras creamos que es la lógica la que nos instruye sobre lo que es pensamiento, seremos incapaces de pensar en qué sentido todo poetizar descansa en el recuerdo. Toda acción poé- tica brota de la meditación del recuerdo. Bajo el título «Mnemosine» dice Hólderlin: Somos un signo por interpretar... iQuiénes somos nosotros? Somos los hombres de hoy, los hombres de un hoy que lleva ya tiempo durando y al que todavia le queda tiempo por durar, pero eso en una prolongación para la que ningún cálculo temperal de la historia puede aportar una 22