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Este manual proporciona una guía completa para la aplicación, corrección e interpretación del cuestionario bfq (big five questionnaire), un instrumento de evaluación de la personalidad basado en el modelo de los cinco grandes factores: energía, afabilidad, tesón, estabilidad emocional y apertura mental. El manual incluye información sobre la construcción del cuestionario, su adaptación al español, análisis estadísticos, normas de aplicación, interpretación de resultados y ejemplos de perfiles gráficos.
Typology: Cheat Sheet
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1.1. Ficha Técnica 1.2. El modelo de los “Big Five” 1.3. Contenidos del BFQ 1.4. Ámbitos de Aplicación 1.5. Material para la Aplicación
3.1. Adaptación Española 3.2. Análisis de Nivel de la Unidad de Medida 3.3. Fiabilidad 3.4. Análisis Transcultural 3.5. Relaciones entre las Escalas 3.6. Validez Interna: Estructura Factorial 3.7. Correlaciones con otros tests 3.8. Influencia de la edad y el sexo 3.9. La escala de distorsión 3.10. Capacidad discriminativa del BFQ en un proceso de selección
Apéndice A Apéndice B
A este respecto, el modelo de los cinco grandes, en adelante denominados los cinco grandes, Energía o Extraversión, Afabilidad o Agrado, Tensión, Estabilidad emocional y Apertura mental o Apertura a la experiencia, se propone como un intento de meditación y unificación entre los distintos puntos de vista existentes.
Este modelo propone cinco dimensiones fundamentales para la descripción y la evaluación de la personalidad que se sitúan en un nivel de generalidad que se sitúan en un nivel de generalidad intermedio con respecto a los modelos que defienden pocas dimensiones extremadamente generales (como los superfactores de Eysenck), y respecto de los modelos que prevén un mayor número de dimensiones de capacidad más específica pero de menor generalidad (como los dieciséis factores de Cattell, los trece de Guilford y los ocho de Comrey).
En tal modelo convergen dos tradiciones de investigación diferentes que se han entrelazado en el transcurso de los años, la lexicográfica y la factorialista.
La tradición lexicográfica se basa en la hipótesis de la sedimentación lingüística de Cattell según la cual las diferencias individuales más sobresalientes y socialmente relevantes están codificadas en el lenguaje cotidiano. El análisis de ese lenguaje cotidiano, considerado como fuente principal de todos los posibles descriptores de la personalidad, ha llevado a la construcción de distintos listados de términos, sobre todo adjetivos, diseñados para el examen de las diferencias individuales.
El examen de las relaciones entre los diferentes descriptores de la personalidad ha evidenciado repetidamente la presencia de cinco grandes factores, independientemente de las técnicas de factorización, de la naturaleza y de los procedimientos de evaluación (auto y heteroevaluación), de las características (sexo/edad) de las poblaciones y de los contextos lingüísticos y culturales (Estados Unidos, Alemania, Holanda, Italia, Japón, Filipinas, Taiwán; para una revisión sobre el tema puede consultarse John Angleitner y Ostendorf).
Con el empleo de esta estrategia, ha sido posible reconducir a unos mismos factores las dimensiones de la tradición factorialista, por autores como Cattell, Guilford, Eysenck y Comrey mediante cuestionarios de personalidad como el 16 P, e GZTS, el EPQ, el CPS. En el cuadro 1.1 se presenta un resumen de los resultados de tales contribuciones.
Los cinco grandes perecen, pues, configurarse como una estructura adecuada e integradora para la descripción de la personalidad en el lenguaje natural, y en el contexto de los cuestionarios de personalidad.
En este sentido, estos Cinco Grandes factores representan también el punto de convergencia entre las teorías implícitas de la personalidad basadas en los conocimientos/creencias de la gente común que impregnan el léxico relativo a la personalidad y las teorías explicitas de a personalidad, basada en los conocimientos acumulados a partir de la investigación científica.
Cuadro 1.1 Los cinco factores: modelos, dimensiones e instrumento.
I II III IV V 16Pf Extraversión (Exvia)
Dureza (Cortetia)
Fuerza del súper yo (Buena educación)
Ansiedad Independencia
GZTS Actividad social
Disposición paranoide
Autocontrol Estabilidad emotiva
Reflexividad
EPQ Extraversión Psicoticismo Neuroticismo CPS Extraversión Actividad
Empatía Confianza
Orden Estabilidad emotiva Masculinidad
Conformismo social
CPI Sociabilidad Feminidad Normas
Respeto Bienestar Éxito Independencia MBTI Extraversión Sentimiento Percepción - Intuición Nota: I = Energía o Extraversión II = Afabilidad III= Tesón
IV = Estabilidad emocional V = Intelecto o Apertura Mental
16PF: Cuestionario factorial de personalidad GZTS: Guilford-Zimmerman Temperament Survey EPQ: Comrey Personaloty Scales CPI: Inventario Psicológico de california MBTI: Inventario Tipológico de Myers-Briggs
Los instrumentos utilizados originalmente para la medida de los cinco grandes factores contienen listados de adjetivos (monopolares o bipolares), seleccionados a partir del análisis del vocabulario recogido en los diccionarios, para intentar determinar, en cada dimensión, los identificadores más característicos. En esta perspectiva, los adjetivos han demostrado construir un método de evaluación fácil y rápido. El empleo de listas de adjetivos, sin embargo, no siempre ha permitido reunir todas las facetas y requisitos de una teoría que pretende abarcar las distintas características de la personalidad. Puesto que muchos de los matices diferenciales existentes entre distintos adjetivos pueden no resultar accesibles a la mayoría de las personas, el empleo únicamente de listados de adjetivos puede no ser suficiente para el análisis de los diversos y complejos aspectos de la personalidad.
A este respecto, el empleo de cuestionarios, más que de simples listados de adjetivos, puede facilitar el ir más allá del conocimiento sobre la personalidad recogido y transmitido por la inteligencia práctica del sentido común.
A partir de estos supuestos, Costa y Mccrae (1985) han propuesto un cuestionario (el NEO- Personality Inventory o NEO-PI) para la medida de los cinco grandes, que consta de 18 elementos en su primera versión y de 240 en la edición más reciente.
Siguiendo un acercamiento jerárquico, cada una de las cinco dimensiones (identificadas como Neuroticismo, Extraversión, Apertura a la experiencia, Afabilidad y Tesón) resulta de la agregación de seis subdimensiones o facetas.
Sin embargo los criterios respecto a los que tales facetas han sido definidas no siempre han resultado inequívocos; el número de subdimensiones identificadas parece redundante y la clasificación de algunas de las facetas está en desacuerdo con lo afirmado por la mayor parte de la literatura; por ejemplo de Hostilidad está clasificada como subdimensión del Neuroticismo,
Considerando la posibilidad de reconducir a términos de las cinco dimensiones los resultados obtenidos mediante otros factores, se han reexaminado investigaciones llevadas a cabo desde otros modelos de personalidad.
Barrick y Mount han revisado 117 estudios publicados en el período 1952-988, y han examinado la validez del modelo de los Cinco grandes en cinco grupos laborales distintos (profesionales, policías, directivos, vendedores, obreros especializados y semi-especializados), en relación a diferentes criterios (éxitos en el trabajo, capacidad de aprendizaje en la fase de formación y datos personales). El resultado más significativo de esta revisión cncierne a la dimensión de Tesón. Esta dimensión ha mostrado ser una excelente predictora del éxito en todos los grupos ocupacionales considerados: las personas que manifiestan rasgos asociados con la fiabilidad, precisión y persistencia, generalmente rinden mejor que aquellos que no presentan estas tendencias comportamentales. El mismo resultado ha sido confirmado en otros estudios sobre poblaciones de militares, en los que también se han señalado la fiabilidad y la orientación al éxito como los predictores más significativos del rendimiento profesional.
La Energía o Extraversión, por su parte, aparece como significativa predictor de éxito sólo en las muestras de directivos y vendedores. Teniendo en cuenta que la interacción con otras personas representa un aspecto importante de estas tareas, es comprensible que rasgos con la sociabilidad, la locuacidad y la asertividad resulten generalmente asociados con mejores desempeños en estas tareas.
La Apertura mental, a su vez, ha resultado ser un predictor significativo de la capacidad de aprendizaje en la fase de formación. Como podía esperarse, las personas más abiertas a la experiencia, más curiosas y con inquietudes culturales, demuestran una actitud más positiva hacia el aprendizaje y mayor capacidad y motivación para aprender, explicándose de esta forma sus logros durante el período de formación.
Las dimensiones Estabilidad Emocional y Afabilidad no parecen guardar relaciones significativas con ninguno de los criterios considerados.
Tett, Jackson y Roshtein (1991) han examinado en 86 estudios publicados durante el periodo 1968 – 1991 la validez del modelo de los cinco grandes en diferentes grupos ocupacionales (directivo/no – directivo, profesional / no-profesional), en relación con criterios de tipo subjetivo, como la evaluación de los mandos.
Los resultados obtenidos muestran un coeficiente medio de validez bastante elevado: la falta de Estabilidad Emocional, o Neuroticismo, ha resultado negativamente correlacionada con el éxito organizativo, mientras que las dimensiones de Afabilidad y Apertura Mental han mostrado correlaciones positivas con aquél. Contrariamente a lo apuntado por Barrick y Mount, ni tesón ni Extraversión han demostrado desempeñar un papel de particular relieve.
Las discrepancias en los resultados de esta dos revisiones se pueden explicar en buena parte por las diferencias existentes en los criterios considerados en uno y otro estudio: mientras Barrick y Mount han basado su análisis en estudios en los que se tomaron criterios objetivos, como el rendimiento en el trabajo, la capacidad de aprendizaje durante la fase de formación, y diferentes tipos de datos personales, Tett y sus colegas basaron su análisis en estudios en los que se consideraron criterios subjetivos, como la evaluación de los mandos. Mientras la dimensión de Tesón aparece como un válido predictor de los primeros, las dimensiones de Estabilidad Emocional y afabilidad lo serían de los segundos.
Tomada en conjunto, la evidencia disponible tiende a confirmar la relevancia del modelo de los cinco grandes para la identificación de los perfiles de personalidad más adecuados a los distintos criterios organizativos e invita a ulteriores análisis laborales y con respecto a diferentes criterios.
Este modelo permite la evaluación de la personalidad empleado los mismos términos que las personas utilizan cotidianamente para comunicar, describir y juagar. El examen de la personalidad pierde, por eso, la connotación esotérica que resulta característica de otros modelos y taxonomías comprendidos y empleados también por personas que, no siendo
expertas en también por personas que, no siendo expertas en materia psicológica, deben enfrentarse de una u otra forma a problemas de evaluación en los procesos de selección, formación, desarrollo y promoción de los recursos humanos.
En este sentido, el modelo de los cinco grandes, en mayor medida que otros sistemas, ofrece un marco de referencia común, tanto por l que respecta a la descripción que las personas hacen de la propia personalidad como por lo que concierne a la descripción que hacen de la personalidad de los demás. De hecho, numerosas investigaciones han puesto de manifiesto niveles muy elevados de congruencia entre heteroevaluación y autoevaluaciones realizadas mediante el empleo de listas de adjetivos, cuestionarios o ambos instrumentos en combinación.
Entre las posibles ventajas del modelo merece destacar la reducción de la variabilidad entre diferentes jueces, y de la discrepancia entre autoevaluaciones y heteroevalauciones. Esto, evidentemente, puede facilitar acciones de orientación y dirección por parte de los superiores con el fin de lograr un mejor ajuste de las personas en la organización, así como una mejor utilización de los recursos personales en congruencia con las características de las tareas.
La disponibilidad de un lenguaje común puede además permitir el anclaje de las distintas tareas a perfiles de personalidad específicos y por tanto a características específicas susceptibles de ser potenciadas y desarrolladas de acuerdo con criterios de éxito empíricamente validados.
Por último, el modelo de los cinco grandes se presta de manera óptima a desarrollos y extensiones del estudio del comportamiento en las organizaciones desde una perspectiva interaccionista. Desde esta óptica, el comportamiento en la organización sería considerado como el resultado de la organización en que estas operan en que estas operan.
El análisis de las características situacionales específicas de cada organización, y la disponibilidad de un modelo compartido de las dimensiones de la personalidad prefiguran la posibilidad de examinar el peso de cada factor de la personalidad con respecto a cada situación organizativa identificada, o bien el impacto de dimensiones situacionales especificas sobre la personalidad, sin olvidar todas las posibles interacciones recíprocas.
Mientras el análisis de las características de las situaciones ofrece la posibilidad de aislar lo que es específico de cada una de las organizaciones los cinco factores integran este tipo de análisis con un análisis de la personalidad que mejora la investigación sobre la eficacia organizativa, al beneficiarse de todas las comparaciones posibles a nivel interorganizativo e intraorganizativo.
Todo esto, en definitiva, no puede más que conducir a un mayor rigor y finura en la predicción del comportamiento en las organizaciones
B. Psicología clínica y de la salud:
Los psicólogos clínicos han subrayado, en numerosas ocasiones, la conveniencia de poder disponer de instrumentos que posibiliten la evaluación de la personalidad con respecto a dimensiones específicas y a combinaciones particulares de estas en la forma de perfiles aceptablemente parsimoniosos y flexibles. El examen de la personalidad es, en efecto, crucial para fines terapéuticos y de pronósticos con el fin de identificar los puntos débiles que han llevado al paciente a la consulta médica o psicológica, y los puntos fuertes sobre los que puede resultar conveniente alentarle para producir cambios y reorientaciones en el modo en que el individuo se enfrenta con la realidad, consigo mismo y con la propia salud.
Sobre todo en el caso de desordenes de personalidad a los que hace referencia el eje I del DSM-III-R se han estudiado los nexos entre las dimensiones estables de la personalidad normal y diferentes tipos de psicopatologías.
En particular, algunas investigaciones han examinado las relaciones entre los cinco grandes y las dimensiones descritas por el Eje II. A continuación se presentan sus principales hallazgos:
El Neuroticismo (que corresponde con el polo bajo de la dimensión Estabilidad Emocional de BFQ), es el factor del que los desórdenes del tipo bordeline, pasivo-agresivo, dependiente u evitativo representan variantes desadaptativas (polo positivo)
La utilización de un modelo claro y unívoco de las dimensiones de la personalidad normal puede arrojar luz sobre las características personales que pueden predisponer al sujeto al desarrollo de serios desórdenes psicológicos. A este respecto, es de crucial importancia el papel del Neuroticismo o falta de Estabilidad Emocional como rasgo básico común a la mayor parte de los desórdenes de la personalidad. Menos claro y mas limitado parece el papel de las dimensiones tesón y Apertura a la experiencia.
Asimismo los distintos patrones de correlación existentes entre desórdenes y rasgos normales de la personalidad resultan de ayuda para apresar lo que de especifico y común hay en los distintos desórdenes de la personalidad.
En el campo de la psicología de la salud, Macrae y Costa (1986) han analizado mediante el cuestionario NEO-PI), y los principales mecanismos a través de los cuales las personas afrontan los acontecimientos estresantes 8copung mechanism). Así el Neuroticismo parece correlacionar positivamente con las reacciones hostiles al acontecimiento estresante, con la tendencia a poner en marcha fantasías de fuga, y con el Wishful thinking. La Extraversión, por su parte, parece correlacionar con la tendencia a planear acciones racionales, con pensamientos positivos y con la tendencia a desdramatizar mediante el humor. Por último, la apertura a la experiencia muestra correlación con la tendencia a poner en marcha fantasías de fuga y con la tendencia a desdramatizar mediante el humor.
En el campo de la Medicina comportamentales. Uno de los resultados más prometedores guarda relación con el papel de la hostilidad y de la agresividad como predictores de las enfermedades cardiovasculares. Frente a la complejidad y falta de homogeneidad de las manifestaciones agresivas, el modelo de los cinco grandes puede contribuir a esclarecer los nexos entre dimensiones de personalidad y patología. En particular, algunos autores han diferencia entre una hostilidad de tipo neurótico (caracterizada por frustración) y una hostilidad antagonista /caracterizada por el cinismo la rudeza). Mientras la primera representa un aspecto o subdimensión del factor opuesto del factor Agrado/Afabilidad mientras la hostilidad antagonista ha resultado un buen predictor de la enfermedad coronaria, el Neuroticismo parece significativamente asociado con la hipocondría y la tendencia a manifestar quejas somáticas.
En virtud de estos resultados, parecen plausibles dos estrategias de intervención, por un lado, se pueden desarrollar terapias para reducir el nivel de antagonismo y aumentar el nivel de Agrado/Afabilidad; por otro, ante la dificultad para modificar un rasgo estable como el antagonismo, los pacientes en situación de riesgo pueden ser asignados a otros programas diseñados para intervenir sobre otros factores de riesgo más asequibles terapéuticamente, como el consumo de tabaco o la tensión arterial.
En un ámbito en el que a menudo los instrumentos elaborados explícitamente para el examen de la personalidad patológica (como, por ejemplo. El MMPI) no han contribuido de manera importante a clarificar los aspectos no patológicos de la personalidad, que, por otro lado, resultan vitales para comprender el funcionamiento psicológico de la personalidad normal con las taxonomías inherentes a la personalidad patológica constituye una posibilidad patológica constituye una posibilidad importante para una clasificación más apropiada de los pacientes y para la selección de las terapias más adecuadas, de acuerdo con el perfil de personalidad que les caracteriza. Este perfil viene a poner de manifiesto el estil de adaptación que se ha desarrollado y consolidado en el transcurso de la vida, u puede arrojar luz sobre el origen de las dificultades actuales y sobre las perspectivas futuras de bienestar psicológico.
C. Psicología de la educación:
También en el ámbito de la psicología de la educación el modelo de los cinco grandes encuentra aplicaciones. A este respecto, algunos investigadores han analizado la relación entre los cinco
factores y la adaptación o el éxito en las actitudes escolares y han llamado la atención sobre la importancia de la Apertura a la experiencia y del Tesón.
La Apertura a la experiencia muestra una significativa correlación con el éxito escolar, la inteligencia, la creatividad y la curiosidad intelectual. En esta línea, importantes cuestiones para la investigación educativa apuntan a la posibilidad de que: a) los estudiantes mñás abiertos estén más predispuestos a sacar provecho de las posibilidades facilitadas por un ambiente educativo particularmente enriquecido, b) su no convencionalismo los pueda enfrentar a dificultades e incomprensiones en un ambiente educativo más tradicional o c) que la Apertura a la experiencia pueda ser aumentada con la educación.
También el Tesón parece significativamente correlacionado con el éxito escolar. Los estudiantes con puntuaciones altas en esta dimensión, se consideran, y son considerados por los demás, más inteligentes. La posibilidad de disponer de medidas de este tipo puede ser un complemento útil a las medidas de capacidad a la hora de predecir el éxito escolar.
El papel de los otros factores parece de menor relieve; mientras la Extraversión parece importante sobre todo como predictor de la competencia social del alumno y de su éxito en actividades deportivas, el Agrado/Afabilidad parece importante sobre todo en lo que concierne a la conducta del alumno. Por último. La Estabilidad emocional parece relevante para señalar posible problemáticas a nivel emocional.
D. Conclusión
A modo de resumen de su aplicabilidad, el BFQ puede ser empleado en un gran número de situaciones, con personas de inteligencia y cultura normales y que sean capaces de leer los elementos y comprender las instrucciones.
En conjunto presenta características psicomñericas que lo califican positivamente, tanto con respecto a los cuestionarios tradicionales de los que representa una superación, como respecto del NEO-PI con el que comparte las premisas teóricas. A este respecto el BFQ se puede considerar una mejora en claridad y parsimonia, consideradas también las formulaciones más recientes, por lo que concierne a la medida de los cinco grandes mediante cuestionario.
Su estructura factorial, se muestra ciertamente estable, tomando en cuenta los elevados índices de congruencia apreciados en el contraste con las soluciones factoriales aisladas en grupos cultural y lingüísticamente distintos. Los factores extraídos coinciden significativamente con las escalas definidas teóricamente. Su consistencia interna es elevada, tanto en el caso de las dimensiones principales como en el de las subdimensiones.
El examen de las correlaciones con otros instrumentos elaborados en el marco de modelos diferentes de personalidad y/u para la evaluación de aspectos específicos de la personalidad, pone de manifiesto una notable validez de constructo.
El acercamiento seguido, en fin, en la construcción del cuestionario comporta diversas ventajas:
a) Los términos que definen la estructura de los cinco grandes, al estar anclados en el lenguaje natural que las personas utilizan cotidianamente, pueden ser comprendidos fácilmente también por los no expertos en materia psicológica, haciendo más clara la interpretación y la comunicación de los resultados.
b) Os presupuestos lexicográficos de la taxonomía garantizan una mayor validez y generalidad de los resultados obtenidos por el instrumento psicométrico.
c) El número de los factores permite una descripción parsimoniosa, pero al mismo tiempo completa, de las características de la personalidad, y representan una propuesta adecuada para conciliar la amplitud y la especificidad de las dimensiones consideradas.
NORMAS PARA LA APLICACIÓN
El BFQ puede ser aplicado individualmente o en grupo. Las instrucciones están impresas en la portada del Cuadernillo. Estas pueden ser leídas en voz alta a los sujetos, acompañándolas de eventuales aclaraciones si hay puntos que susciten dudas. Ni la redacción de los elementos del Cuestionario ni las instrucciones deben ser cambiadas.
Si fuera necesario (en caso de sujetos con dificultades lectoras o invidentes), los elementos se pueden leer en voz alta, con cuidado de no inducir sugerencias de respuestas.
Cuando alguno de los sujetos no comprenda el significado de alguna palabra o redacción de un elemento, la explicación facilitada por quien vigile la aplicación del Cuestionario no debe influir en la respuesta del sujeto. Es importante recomendar a los sujetos que, una vez cumplimentados los datos de identificación necesarios para la posterior interpretación de los resultados, contesten a todos los elementos en la Hoja de respuestas en los espacios destinados a ello.
Cuando BFQ se utiliza dentro de una batería de selección de personal, en la fase de presentación del mismo será conveniente subrayar la importancia de contestar de manera espontánea y sincera, teniendo en cuenta que es posible efectuar un control sobre la veracidad de las respuestas mediante procedimientos diseñados a tal fin. Es importante también subrayar que carece de utilidad el intentar falsear el propio perfil, ya que no hay respuestas acertadas ni erróneas, ni hay un perfil de personalidad que sea deseable o no deseable en absoluto. Cuanto más preciso sea el sujeto al contestar espontánea y sinceramente, tanto mayor será el valor informativo de los resultados del Cuestionario y en primer lugar para él mismo.
En primer lugar, es necesario revisar la Hoja de respuestas para comprobar que el sujeto ha contestado siguiendo las instrucciones. Si hundiera más de un 10% de elementos dejados en blanco, es muy conveniente invalidar la aplicación y no tener en cuenta los resultados que podrían obtenerse de una aplicación incompleta.
Si el sujeto hubiera dejado unos pocos elementos en blanco (sin respuesta), es necesario codificar estos blancos como respuesta intermedia (alternativa 3), porque este valor es el valor promedio de la escala de medida, punto en el que se minimiza la probabilidad de error al adjudicarle un valor a una respuesta inexistente.
La fase de corrección y puntuación puede hacerse de modo manual o mediante la ayuda de un proceso informático. Para el proceso manual se ha diseñado un juego de 6 plantillas transparentes que facilitan la obtención de las puntuaciones directas. Estas plantillas tienen la numeración 1 a 6, y cada uno de las cinco primeras está destinada a dos de las subdimensiones del BFQ. En las plantillas hay pequeños recuadros rectangulares horizontales con la numeración del elemento a que corresponden impresa por delante. De los doce elementos que comprenden cada escala, hay seis que puntúan de modo inverso o negativo, y sus números de orden están rodeados con un pequeño círculo en la plantilla. La puntuación directa (PD) en cada variable es el resultado de la operación siguiente:
PD = 36 + PUNTOS POSITIVOS – PUNTOS NEGATIVOS
El proceso es sencillo, pero exige concentración (y posiblemente una revisión para confirmar los datos obtenidos). Los pasos a seguir son los siguientes:
Las puntuaciones directas mínimas y máximas en todas las variables del BFQ zonas recogidas en el cuadro 2.1 que viene a continuación.
Cuadro 2.1 Valores PD mínimo (Min) y máximo (Max) en el BFQ Var Min Max Var Min Max Var Min Max Var Min Max Di 12 60 Co 12 60 T 24 120 Ac 12 60 Do 12 60 A 24 120 Ce 12 60 Ae 12 60 E 24 120 Es 12 60 Ci 12 60 AM 24 120 Cp 12 60 Pe 12 60 EE 24 120 D 12 60
En la figura 2.1 se representan las respuestas y puntuaciones directas (PD) obtenidas por una persona que ha contestado al BFQ dentro de un proceso de selección de personal. Sobre el impreso sean aplicado las plantillas de corrección y se han obtenido los resultados parciales y puntuaciones que presenta el recuadro de la mitad derecha de la Hoja. Una vez obtenidas todas las puntuaciones directas, el paso siguiente es elaborar el perfil para interpretar los resultados; el usuario del BFQ encontrará información suficiente en el capítulo 4, junto con la figura 4.1, que ilustra e proceso haciendo uso de las mismas puntuaciones recogidas en la presente figura 2.1.
Todos los pasos descritos en el punto anterior pueden realizarse con la ayuda de un proceso de mecanización. El usuario puede utilizar los servicios de lectura óptica de TEA Ediciones cuando el grupo sea numeroso; este proceso permite obtener las puntuaciones directas en todas las variables (subdimensiones, dimensiones y escala D), las derivadas (centiles y puntuaciones T), el perfil gráfico y, en su caso, un informe con comentarios sobre los resultados.
Si se desea hacerlo personalmente, el usuario puede emplear el soporte (disco “llave” TEA- PLAN, o en el futuro un CD) que acompaña al material de la prueba y procesarlo en un ordenador personal. Esta programación facilita únicamente las puntuaciones directas en todas las variables del Cuestionario (pero no elabora el perfil).
Para su uso basta con trasladar dicha programación al disco duro de un ordenador personal con la ayuda de las instrucciones que se acompañan con el soporte informático.
Una vez instalada la programación y puesta en marcha, en pantallas se presentan instrucciones sobre el uso de las teclas y aparece un recuadro con los números de todos los elementos del BFQ y el cursor está situado frente al primer número, esperado que se teclee el nº de la alternativa señalada por el sujeto, desde 5 a 1, y en el caso de haber un blanco o doble marca hay que pulsar la barra de ls espacios o la teclear/Return. Las teclas de movimiento del cursor (las que normalmente tienen encima flechas) permiten avanzar y retroceder por todo el recuadro de elementos para marcar o modificar una respuesta.
Una vez terminada la carga de la Hoja se pasa a la corrección y presentación de las puntuaciones directas. Tal como se indica en la pantalla introductoria de esta programación, si en la grabación se han dejado más de 13 elementos en blanco (aproximadamente, un 10% de los elementos del BFQ),la programación no permite obtener las puntuaciones directas. El usuario puede proceder como crea conveniente (volver a aplicar el BFQ, pedir al sujeto que cumplimente los elementos dejados en blanco, teclear estos bancos con el valor 3, el intermedio en la escala 1-5 de las alternativas, o intentar una corrección manual)
Obtenidas las puntuaciones (por pantalla o por impresora), pueden trasladarse directamente a la “Hoja de Perfil” para elaborar el correspondiente gráfico.
JUSTIFICACIÓN ESTADÍSTICA
Los apartados de este capítulo pretenden aportar información sobre análisis y resultados obtenidos en muestras originales y españolas (de adaptación, de la nueva tipificación y de la obtenida con la versión en catalán), e incluyen estadísticos que fundamentan las características psicométricas de este instrumento; para evitar que las tablas numéricas estorben la lectura de los apartados de este capítulo, dichas tablas se han trasladado al Apéndice A.
La adaptación de un instrumento de este tipo no es una simpe traducción de las cuestiones o elementos que constituyen el instrumento original. Una primera versión de la prueba fue revisada y depurada por varios profesionales expertos en la medida de la personalidad.
Posteriormente, la edición experimental fue aplicada a más de un militar de sujetos españoles y sus resultados (explicitados en este capítulo validan la bondad de la versión definitiva).
La muestra empleada en la adaptación estaba constituida por 1.298 españoles que contestaron al BFQ en situaciones de sinceridad y anonimato. Estaba compuesta en un 41% por 530 varones (V) y en un 59% por 768 mujeres (M); ambos grupos eran muy heterogéneos en cuanto a la edad y procedencia (nivel cultural y geográfico). Un tercio de la muestra eran alumnos de la UNED (Universidad nacional de Educación a Distancia); y el resto fueron obtenidos en situaciones diversas de examen psicológico. El 55% de los sujetos tenía nivel superior de estudios, el 34% tenía un nivel medio, mientras que el 11% poseía un nivel primario de estudio. En los próximos apartados y análisis esta muestra se denominará BFQ-1 o de adaptación.
Como se ha indicado en el Prólogo a la 3ª adición, y dado que esta muestra normativa ha resultado “blanda” (porque los sujetos en situaciones distintas del anonimato obtenían puntuaciones derivadas centiles o T bastante altas), entre los años 1999 y 2001 se han recogido nuevos casos hasta alcanzar un total de más de dos millares y medio de casos; en general, estos sujetos eran candidatos en procesos de selección de personal. Esta segunda muestra se ha considerado normativa para la nueva tipificación, y en esta ocasión, en vez de tomarla en su totalidad, se han seleccionado al azar dos submuestras, una de cada sexo, con, millar exacto de casos, para así equiponderar la influencia de esta variable cuando se hacen comparaciones entre los sexos o se toma la muestra total para elaborar unos baremos únicos. En los próximos apartados y análisis esta muestra se denominará BFQ-2, de selección o de la versión en español.
Finalmente, como tercera muestra se ha tomado una que contestó al BFQ en su versión en catalán. Está formada por más de dos millones de casos y en su mayoría son varones (89%); también eran candidatos en procesos de selección. En los próximos apartados y análisis esta maestra se denominará BFQ-3 o de la versión en catalán.
EL BFQ está compuesto por 10 subdimensiones (que se aglutinan luego en 5 dimensiones) y una escala de Distorsión (que estudios recientes han desglosado en dos subescalas, Yo y otros, con 6 elementos cada una, como se verá más adelante): cada una de estas escalas está compuesta por 12 elementos, a los que el sujeto contesta en una escala tipo Likert de cinco puntos. Cada uno de estos elementos puede ser considerado como un mini-instrumento de medida, su unidad más simple.
Por otra parte si la desviación típica de un elemento es pequeña, esta unidad de medida tiene poca capacidad discriminativa del rasgo que pretende medir, porque casi no hay variabilidad en los resultados; en el otro polo, si la desviación típica de un elemento es pequeña, esta unidad de medida tiene poca capacidad discriminativa del rasgo que pretende medir, porque casi no hay variabilidad en los resultados; en e otro polo, si la desviación típica es grande, esto viene a indicar que la capacidad discriminativa es buena y los sujetos se dispersan satisfactoriamente en el continuo de medida del elemento.
En la tabla A.1 del Apéndice, el lector puede encontrar los resultados observados entre los varones (V) y las mujeres (M) en las tres muestras. Cada línea del cuerpo de la tabla se refiere a un elemento, e incluye las medias obtenidas por cada sexo y sus desviaciones típicas (Dt)
Finalmente, en las cuatro últimas columnas de la tabla A.1 se incluye la puntuación típica T (que tienen como media el valor 50 y una Desviación de 10) que corresponde a cada uno de los sexos de las muestras de la versión en español y de la versión en catalán (cuando se toman como formativos los estadísticos obtenidos por el elemento en la muestra de adaptación); con este análisis diferencial en puntuaciones T se pretende conocer su proximidad o alejamiento del valor obtenido por la primitiva muestra. Atendiendo a los valores T de estas cuatro últimas columnas, se aprecian muchas desviaciones, con alejamientos de más de media desviación típica (es decir que superan el valor T de 55 o desciende de una T de 45)
Sin embargo, el comportamiento es muy similar en las muestras de la versión española y de la versión en catalán probablemente porque lo común de estas muestras es la situación de selección en la que los sujetos contestaron a esos elementos, Un examen más pormenorizado de la tabla A.1 muestra varios hechos.
a. Hay algunos elementos claramente diferenciales interconexos; por ejemplo, en la versión en español se observan diferencias significativas entre los dos sexos en los elementos 3º (Tiendo a implicarme demasiado cuando alguien me cuenta sus problemas), 33º (“me siento vulnerable a las críticas de los demás), y sobre todo el 98º (“A menudo me siento nervioso);
b. En algunos casos, el elemento es significativamente más “atractivo” para los varones (obtienen una media mayor), y en otros lo es para las mujeres puntúan más alto, mientras que en la muestra de adaptación ocurría lo contrario);
c. Algunos elementos presentan unos estadísticos propios de una curva tipo A (según la figura 3.1) y en otros sus estadísticos apuntan a una curva tipo C; el nº 6 (“Nunca he dicho una mentira”) tiene una media muy baja (y es más baja entre los varones, y mayor en la muestras de selección), y el nº 93 (“Creo que todas las personas tienen algo de bueno”) tiene una media muy elevada (curva tipo C), y es más extrema en las muestras de selección;
d. En la muestra de adaptación, y en el análisis de las diferencias entre ambos sexos, había 39 elementos que mostraban una razón crítica “t” (de Student) significativa al N.c. del 1%; era casi un 29% de los existentes en el BFQ; y se daba un equilibrio entre ambos sesgos: había 19 cuestiones a favor de los varones y 20 a favor de las mujeres.
Todas estas apreciaciones, sobre todo las obtenidas en los casos de selección (muestras BFQ- 2 y BFQ-3) en relación con la adaptación, han justificado la necesidad de elaborar unos nuevos baremos, tal como se justificará más adelante.
Los tests psicológicos deben poseer una razonable fiabilidad si se pretende que sean útiles, tanto como cuando se emplean con un propósito práctico. Existen varios tipos de fiabilidad y diferentes métodos para su obtención; en este apartado se recogen dos aspectos de esa
fiabilidad: la consistencia interna u homogeneidad (tal como es apreciada con el coeficiente alfade Cronbach) y la consistencia interna tipo dos mitades.
En la tabla A.2 se ofrecen los resultados de estudio de la fiabilidad del BFQ en la muestra española de adaptación (BFQ-1); la primera columna de la tabla presenta los coeficientes alfa (en realidad se trata de la aplicación de la fórmula KR-20 de Kuder-Richardson y se apoya en la variabilidad de los elementos que componen cada escala de medida), tanto de las subdimensiones como de las dimensiones y de la escala de Distorsión.
En la segunda y tercera columnas de la tabla se ofrecen los resultados de aplicar la técnica de dos mitades (pares-impares) a todas las subdimensiones, en los varones (N = 530) y mujeres (N = 768) de la muestra de adaptación.
Ambas apreciaciones de la fiabilidad son bastante semejantes, los índices son suficientemente elevados para un instrumento tipo cuestionario de personalidad y con unas escalas con relativamente pocos elementos (12 por escala), y no parece haber una tendencia a que el instrumento sea más fiable en uno de los sexos. La escala más fiable es a que mide el Control del las emociones y las menos fiables son las subdimensiones de la dimensión Afabilidad (Cp y Co)
Dado que la segunda muestra (BFQ-2, casos en procesos de selección) se va emplear para elaborar los baremos, ha parecido conveniente conocer en los elementos de la versión en español la consistencia de los elementos, es decir su relación con las variables a las que pertenecen.
Los análisis presentados en el apartado anterior (análisis de la unidad de medida, el elemento), han permitido conocer el comportamiento de los elementos en las tres muestras y con ello su capacidad discriminativa. Pero, además, es necesario examinar sus índices de homogeneidad para medir los constructos que propone el autor. Por tanto, se han obtenido los índices de correlación de cada elemento con las puntuaciones directas de las 11 variables que esencialmente mide el BFQ (es decir, sólo de las escalas simples, no de las dimensiones superiores). Se calculó la matriz de correlaciones entre la puntuación de cada uno y la obtenida en las distintas variables; sin embargo con su escala está contaminado porque dicho elemento es parte del total con el que se correlaciona, se consideró preferible atender a índice de homogeneidad corregida (IHc); este índice se obtiene mediante la correlación de un elemento con la suma de las puntuaciones directas de los otros 11 elementos de su escala, es decir, cuando el elemento no se tiene en cuenta para el cálculo de la puntuación directa en el constructo. A continuación, y mediante la “z” de Fisher, en cada escala o faceta se obtuvo la media de los índices IHc (Índices de homogeneidad corregida) obtenidos y los resultados obtenidos en la muestra de varones y de mujeres se incluyen en dos últimas columnas de la tabla A.2, encabezadas con las siglas IHc y los índices están expresados también (como todos los de esa tabla) en centésimas (sin el cero ni la coma decimales).
Todos los índices son bastante satisfactorios. En ambos sexos, las tres escalas con un IHc promedio menor han sido Co, Do, y Cp y los mejores se encuentran en las dos subdimensiones (Ce y Ci) de la Estabilidad Emocional. El elemento que mejor consistencia interna ha presentado en ambos sexos ha sido e 98 (“A menudo me siento nervioso”), para medir Control de las emociones, señalado en el apartado anterior por su capacidad diferencial entre ambos sexos. Estos resultados parecen suficientemente satisfactorios, sobre todo cuando se considera que se trata de escalas con sólo 12 elementos (6 elementos en las dos subescalas de D); por otra parte, conviene señalar que no son esperables ni deseables elevados índices de homogeneidad, porque cada uno mide un átomo o aspecto distinto de la variable o constructo
En realidad este apartado no tiene más pretensión que ofrecer comparativamente los resultados de las muestras de adaptación de ambas culturas, la original italiana (1993)y la española